domingo, 20 de noviembre de 2011

Cuatro secretos de la Iglesia triunfante


Hoy más que nunca, son muchos los seres humanos en el mundo entero que están en búsqueda de "la gran verdad" Hombres y mujeres a nuestro alrededor, tratando de hallar la solución para sus vidas Si observamos, los rostros de una gran cantidad de personas que vemos a diario, muestras rasgos de profunda tristeza y preocupación. Lo grave de todo esto, es que estos individuos creen que el remedio para sus angustias, están guardados en las soluciones materiales, por lo que no logran el tan ansiado alivio para sus almas. Teniendo como base esta situación, no son pocas las congregaciones que ofrecen promesas muy difíciles de desechar (liberación, sanidad, milagros, prosperidad económica, etc.) Dios tiene poder para realizar todas estas cosas, y aún mucho más, de eso no existe duda alguna.

La gravedad de todo esto se acentúa, cuando algunos de nosotros nos quedamos mirando, e incluso criticando estas posiciones, mientras que nuestras Iglesias no solo no crecen, sino que se presentan situaciones donde las mismas decrecen a ritmo acelerado. Ante esta circunstancia, solo resta regresar a la fuente verdadera, es decir a la Palabra de Dios, y buscar demandas y enseñanzas del Señor, como lo es la Gran Comisión: Mateo 28: 19-20. Solo con esto y por esto, debemos colmar nuestros templos numérica y espiritualmente.

Una promesa irrevocable: 2da. Corintios 2: 14-17 Hemos sido salvados por medio de Cristo para vivir de triunfo en triunfo, y esto no solo con respecto a nuestra propia vida espiritual, sino también para la gloria de Su Iglesia ¿Cuáles son entonces los secretos para gozar de la victoria del Señor a través de su propia Iglesia?, veamos al menos cuatro de ellos

1 - PRIMER SECRETO - UNA IGLESIA DE ORACIÓN

Sin que esto ofenda a nadie, debemos reconocer y declarar que existen Iglesias realmente frías" Si no hay oración, no hay fuego en la Iglesia, y el mundo necesita quitarse el frío producido por sus amarguras y tristezas Colosenses 4:2; Efesios 6:18.

Orar no significa simplemente acercarse al templo los días de reunión y decirle unas cuantas palabras a Dios, muchas veces por mero formulismo, sino que orar significa quebrantarse espiritualmente y de todo corazón. La oración es la base del "gran despegue" de la Iglesia dentro de los cometidos que el Señor nos ha dado, para así poder sentir el ardor producido por el fuego del Espíritu Santo.

2 - SEGUNDO SECRETO - UNA IGLESIA SIEMPRE LISTA

No alcanza en ninguna congregación el tener temporadas y esfuerzos especiales para predicar el Evangelio. No es suficiente La Iglesia de Cristo debe predicar el Evangelio sin descanso y sin pausa: 2da. Timoteo 4:1-4.

Si el regreso del Señor se produjera hoy, nos debería encontrar trabajando sin desmayar en Su Obra, mostrándole al mundo que el único camino al cielo se llama Jesucristo.

3 - TERCER SECRETO - UNA IGLESIA DONDE TODOS TRABAJEN

Cada uno de nosotros es miembro voluntario de la Iglesia de Cristo, y esto es por el amor del Padre, por la gracia del Hijo y por el poder del Espíritu Santo. El día que aceptamos la nueva vida al recibir a Cristo en nuestro corazón, firmamos un "contrato" con Dios No es el pastor, no son los diáconos, no son los ancianos, no son los líderes los únicos responsables del trabajo en la Iglesia, sino cada uno de nosotros: Efesios 4: 15b-16.

4 - CUARTO SECRETO - UNA IGLESIA SIN PECADO

Oración - Siempre lista - Todos juntos trabajando Pero aún no es suficiente para obtener un triunfo rotundo, ya que debe ser una Iglesia "sin mancha": - Sin engaño a Dios - Sin envidias - Sin habladurías y calumnias - Sin un amor hipócrita - Donde se acepte que todos tenemos errores y sabiendo perdonar de verdad

CONCLUSIÓN

Oración - Prontitud - Plenitud - Amor La Iglesia triunfará predicando especialmente y de esta manera la salvación por medio de Cristo

domingo, 11 de septiembre de 2011

¿PUEDE JESÚS SER TU SALVADOR SIN SER TU SEÑOR?


Recientemente leí en una revista un artículo (…) Empezaba con una pregunta: “¿Necesita una persona hacer a Cristo Señor como requisito para la salvación?”. No menos de diez veces en el artículo de dos páginas, el autor hablaba de “hacer a Cristo Señor” de nuestra vida*. Semejante terminología se ha hecho tan familiar en nuestra generación que algunos cristianos se inclinan a creer que es bíblica, pero no lo es.

La Biblia no habla de nadie que “haga” a Cristo como Señor, excepto Dios mismo, quien “le ha hecho Señor y Cristo” (Rom. 14:9; Fil. 2:11), y el mandamiento bíblico tanto para pecadores como para santos no es “hacer” a Cristo Señor, sino acatar su señorío. Los que rechazan su señorío le honran sólo de labios, no son salvos (ver 1 Cor. 12:3; Luc. 6:46-49). Sabemos que por las palabras de Jesús en Mateo 7:22, muchos de los que admiten el señorío de Cristo de palabra o de manera intelectual, serán rechazados en el

Cielo, porque no hacen la voluntad del Padre que está en el Cielo. Todos los que creen en la Palabra de Dios, estarán de acuerdo en que Jesús es Señor en todo tiempo y para siempre, ya sea que alguien reconozca su señorío o se someta a su autoridad, como si no lo hace. (…) En Mateo 7:21-22 y Lucas 6:46-49, Jesús atacó la posición falsa de quienes le llamaban Señor pero no le conocían en realidad, y dejó claro que la obediencia a la autoridad divina es un requisito previo para entrar en el reino. Evidentemente, su señorío es una parte integrante del mensaje de la salvación.

viernes, 29 de julio de 2011

!!No todos los pastores o ministros son iguales!!


A pesar de tanta apostasía y mercadería de los falsos ministros del Evangelio, todavía hay siervos de Dios que no han doblado sus rodillas ante Satanás y toda su corrupción. Pastores de Dios en todo el mundo: No teman, si el Espíritu Santo les da testimonio de su auténtico llamado y piedad, no deben tener temor de lo que algunas personas hablen, como sea la persona que desprecia al cristianismo siempre nos maldecirá. Tampoco se turben si debido a la misma ola de apostasía algunos miembros de la congregación se retiran, si tú has presentado buen testimonio delante de ellos no te preocupes, recuerda que las ovejas no son tuyas, por lo tanto el buen pastor se encargara de ellas. Solamente procura que no se retire de tí el Espíritu Santo.

Salmos 37: 21 El impío toma prestado, y no paga.

De acuerdo a las Sagradas Escrituras una de las carecterísticas de los impíos es su falta de honestidad y seriedad, sobre todo cuando se trata de pedir dinero prestado. Pero lo más aberrante es cuando esa mala práctica es hecha por pastores, apóstoles, profetas, reverendos, obispos, músicos o cantantes "cristianos". Lamentablemente tenemos que decir para vergüenza del pueblo de Dios, de que la mayoría de esos sinvergüenzas incumplidores e infiltrados en la iglesia de Cristo, son líderes espirituales encargados de guiar por el camino recto a sus oyentes, no solamente utilizando como herramienta las Escrituras, si no también su testimonio personal.

La palabra de Dios dice en
2 Timoteo 2:15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
Sin embargo esos impíos valiéndose precisamente de esa investidura de "obreros de Dios" se "ganan" la admiración y confianza de los adeptos, de tal manera que cuando piden dinero prestado a éstos, lo consiguen fácil, sin garantías y sin firmas de por medio. ¿Porqué no van a los bancos a solicitar préstamos? fácil respuesta: Porque por ahí no quieren cruzarse, ya que tienen fama de incumplidores y saben muy bien que por más que pongan esa carita de necesidad fisiológica, no conseguirán ni un solo centavo. Sin embargo lo que no obtienen de los prestamistas inteligentes, de seguro en medio de "sus rebaños" hay ovejitas lanudas y dormidas, a quienes es necesario “trasquilar”.

Pueblo de Dios, cuiden su dinero, que mucho les cuesta conseguirlo y recuerden: !!No todos los pastores o ministros son iguales!!

martes, 14 de junio de 2011

¿Por Qué No Hay Avivamiento Hoy?


¿Por Qué No Hay Avivamiento Hoy? es la falta de auto sacrificio, es decir, no queremos abandonar nada para dar todo por el Señor. Esto es mostrado en que debemos de “convertirnos de (nuestros) malos caminos” y “tomar (nuestra) cruz cada día, y seguirlo” (2 Crónicas 7:14; Lucas 9:23). Esto significa simplemente que no podemos continuar viviendo en el pecado y al mismo tiempo reclamar que vivimos para el Señor. Ya ven, amados, así como el agua y el petróleo no pueden mezclarse juntos, es totalmente imposible para la santidad y la iniquidad convivir; o tener comunión. “Porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” (2 Corintios 6:14).

Por lo tanto, vemos primero, que para que el avivamiento venga tenemos que “convertirnos de (nuestros) malos caminos”. Esto significa que tenemos que abandonar, es decir, convertirnos de la manera que hemos estado viviendo; porque “todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino” (Isaías 53:6) siempre que reincidamos en el pecado. Y ¿qué son “malos caminos” sino en darle la espalda al Señor Jesucristo para vivir “de los placeres temporales de pecados” (Hebreos 11:25) y “amar al mundo, y las cosas que están en el mundo” (1 Juan 2:15)? ¿Digo algo que no es Bíblico? ¡Definitivamente que no! Cada creyente verdadero sabe de experiencia las tentaciones y luchas con el pecado en su vida; y más ciertamente, ellos conocen sus fracasos y reincidencias. Ya ven, amados, lo que Dios dice de Su pueblo antiguo es también verdad de Su pueblo en estos días; y Él tiene toda razón porque quejarse: “Mi pueblo está inclinado a rebelarse contra mí” (Óseas 11:7). Qué santo de Dios no puede decir con el apóstol Pablo: “Y yo sé que en mí (esto es en mi carne) no mora el bien; pues el querer está en mí, pero el hacer el bien no. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, éste hago. Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que mora en mí” (Romanos 7:18-20).

Sin embargo, tristemente el cristiano por negligencia o desobediencia voluntariosa, en vez de voltear a Dios en busca de la gracia y las fuerzas para resistir la tentación y huir de ella (compare Génesis 39:7-12), se rendirá por el momento del placer del pecado. Una vez que eso sucede, no sólo encontramos que el pecado llega a ser más atractivo y más fuerte, pero ¡también llega a ser más grato! ¡Por eso es que estamos tan susceptibles a reincidir! A causa del pecado que mora en nosotros, ¡lo amamos! Además, endurece nuestro corazón (Hebreos 3:13). Eso en seguida lo hace muy difícil de “convertirnos de (nuestros) malos caminos”; e incluso si somos hechos conscientes de nuestra reincidencia en alguna manera u otra, hallamos que o no queremos volvernos a Él; o ¡no lo podemos hacer de nuestro propio! Además, nuestro amor para el Señor se ha resfriado tanto que ya no hay un deseo cualquier para Él; ¡así como el marido infiel está de su esposa! Él ya no es nuestro “primer amor” (Apocalipsis 2:4); y por lo tanto, no lo buscamos porque estamos tan contentos con nuestro pecado.

No obstante, tenemos que decir, ¡esa es una de las razones porque no hay avivamiento, en un sentido general, en la Iglesia hoy en día! ¡Hay tanta sensualidad, carnalidad y mundanería, no sólo en la Iglesia pero también en el púlpito! Por causa de ello, no hay humildad en las vidas del pueblo de Dios, mucha oración sin en verdad orar; y seguramente, ninguna urgencia para volverse a Dios. La evidencia de esto es visto que en vez los cristianos profesos teniendo un efecto e influencia en todas las áreas de la sociedad; ¡ha sido al revés! Temo que tenemos que decir que mucho de la cristiandad de hoy se ha “conformado a este mundos” (Romanos 12:2) de modo que nuestro testigo para Cristo y el Evangelio ha perdido su poder y belleza. ¡Eso es lo que sucede cuando reincidimos a los “malos caminos” del pecado! ¡Mientras que nos quedemos allí, puede creer que no hay un avivamiento venidero!

Pero, secundariamente, podemos saber que el avivamiento ha venido cuando “tomamos (nuestra) cruz cada día, y (sigamos a Jesús)”. En la reincidencia nos encontramos en un estado muy deplorable; y eso es cuando nuestros corazones están “hastiados de sus caminos” (Proverbios 14:14). ¡Eso siendo el caso no estamos siguiendo a Jesús porque vivimos para nosotros mismos! ¡Pero oh! Cuán diferente es cuando Dios abre las ventanas del cielo y derrama Su gracia y Su Espíritu sobre Su pueblo reincidido; y la promesa será verdad: “Porque yo derramaré aguas sobre el que tiene sed, y ríos sobre la tierra árida; derramaré mi Espíritu sobre tu linaje, y mi bendición sobre tu descendencia; y brotarán como entre hierba, como sauces junto a corrientes de aguas” (Isaías 44:3, 4). Ahora, ¿no te hace esto sediento y te causa que ores como David? “Extendí mis manos a ti; mi alma tiene sed de ti como la tierra sedienta” (Salmo 143:6); o como en el Salmo 63:1, 2 – “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde agua no hay; para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario”.

Por supuesto, tenemos que tener presente que tener “sed” no es Avivamiento____ es una condición que tiene que existir en el cristiano reincidido en orden para que el Avivamiento pueda venir; porque son sólo ésos que tienen sed para Dios que tendrán “aguas derramados sobre ellos”, y son ésos que por la gracia de Dios han sido hechos dispuestos para hacer lo qué 2 Crónicas 7:14 y Lucas 9:23 dicen que debemos de hacer ¡si verdaderamente deseamos Avivamiento! Por lo tanto, tenemos que decir que son sólo ésos que podrán, no sólo de “convertirse de sus malos caminos”, pero también “tomar su cruz cada día, y (seguir a Jesús)”. Quizás preguntará: "¿Cómo sucede esto?" Bueno, recuerda que una planta que se marchita se está secando debido a la falta de agua, pero se revitalizará, se renovará y será restaurada siempre que sea regada. ¡Esto es también verdad en el sentido físico siempre que una sed sea satisfecha con agua refrescante! Creo que podemos aplicar esto espiritualmente. ¡La sed de un reincidente para Dios que es satisfecho por las lluvias celestiales de gracia y bendiciones de Dios definitivamente experimentará el Avivamiento!

Entonces, muy ciertamente, cuando eso sucede ahora el cristiano estará dispuesto, no sólo para “convertirse de sus malos caminos”, pero también “tomar su cruz” para "seguir (a Jesús)"; ¡no importa que! Ahora él es hecho dispuesto para hacer todo eso, para llegar a ser “sacrificio vivo” (Romanos 12:1) para su Señor y Salvador Jesucristo; es decir, para ser lo que él debe de ser en Jesucristo (2 Corintios 5:17). Todo lo que significa el Avivamiento y el Despertamiento Espiritual será verdad al cristiano que es convertido a Dios, es decir ¡él es Avivado, Renovado, Restaurado; y seguramente, Reformado! Al mismo tiempo, tenemos que notar que esto no será simplemente una experiencia de un día; o mientras que las "reuniones de avivamiento" duren, sino que el Avivamiento verdadero es una obra de gracia de “cada día” sobre el reincidente restaurado para que tome su cruz cada día para seguir a Jesús. Por eso costará mucho en seguir verdaderamente a Jesús cada día, ¿verdad?

Por lo tanto, la pregunta que tenemos que contestar es: ¿Estamos dispuestos de convertirnos de nuestros malos caminos para que podamos tomar nuestra cruz cada día para seguir a nuestro Señor en obediencia a Él y para separarnos de todo lo que es mal ante del Señor? No sólo eso, pero ¿estamos dispuestos a humillarnos, en orar y buscar Su rostro, y de negarnos para que nuestro Dios glorioso mande que las nubes lluevan una vez más sobre Su pueblo reincidido (compare Isaías 5:6)? Oh, pueblo de Dios, vamos a ser serios acerca de ello y permitir que la urgencia de la hora nos traiga a nuestros rostros ante del muy Santísimo con un corazón roto y espíritu contrito por haberle ofendido tanto, implorando la sangre preciosa y la justicia de Su amado Hijo, el Señor Jesucristo, para que Él en Su ira se acuerde de la misericordia (Habacuc 3:2). Sí, amados, vamos a implorar ante Su trono de gracia por la misericordia y gracia para que Él nos “vivifique según su palabra” (Salmo 119:25, 107, 154) como Él prometió: “Entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2 Crónicas 7:14); porque como Él dice en otro lugar: “Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos” (Oseas 14:4). ¡ALELUYA!!! Oh, permita que así sea, OH SEÑOR. Amén.

jueves, 26 de mayo de 2011

El Avivamiento.


CUANDO HAY QUE ESPERAR UN AVIVAMIENTO

"¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti? (Salmo 85:6.)

1. Cuando hay falta de amor fraternal y confianza cristiana entre los que profesan ser religiosos, entonces es necesario un avivamiento. Entonces hay una clara llamada de Dios para avivar su obra.

2. Cuando hay disensiones, celos, murmuraciones entre los que profesan ser religiosos, entonces hay gran necesidad de un avivamiento. Estas cosas muestran que los cristianos se han alejado de Dios, y es hora de pensar seriamente en un avivamiento.

3. Cuando hay un espíritu mundano en la Iglesia. Es evidente que la Iglesia se ha hundido en un estado bajo y resbaladizo, cuando se ve a los cristianos que se ajustan al mundo en cuanto a vestido, comportamiento y fiestas, buscando diversiones mundanas, leyendo novelas y otros libros que el mundo lee.

4. Cuando la Iglesia encuentra que sus miembros caen en pecados graves y escandalosos, es el momento de despertar y clamar a Dios por un avivamiento de la religión.

5. Cuando los pecadores son descuidados e indiferentes, es hora de que los cristianos se muevan. Es su deber, no menos que lo es el de los bomberos cuando suena la campana de incendios, en una gran ciudad, el ir a apagarlo. La Iglesia tendría que apagar los fuegos del infierno que alcanzan a los malvados. ¡Dormir! ¿Puede dormir el bombero y dejar que arda toda la ciudad? ¿Que pensaríamos de un bombero asi? Y con todo, su culpa no puede compararse con la de los cristianos que duermen mientras los pecadores que les rodean se van hundiendo en los fuegos del infierno.

6. Si un ministro encuentra que ha perdido en algún grado la confianza de su grey, tendría que trabajar para un avivamiento, como el único medio de ganar la confianza de los suyos otra vez. Y no ya para ganar su confianza, sino que un avivamiento conseguido por medio de él como instrumento restaurará la confianza de los suyos que oran. De modo que si un anciano o un miembro particular de la Iglesia encuentra a sus hermanos fríos hacia él, sólo hay un modo de restaurarlos. Es siendo avivado él mismo, vertiendo desde sus ojos e irradiando de su vida el esplendor de la imagen de Cristo.

El hecho es, que los cristianos tienen más culpa de no ser reavivados que los pecadores de no ser convertidos. Por

Charles G. Finney